Tenía demasiada calabaza para la crema, así que con la parte que no iba a usar improvisé éste estupendo pan de calabaza, aprovechando que mi madre me había traído levadura fresca.
- 300 gr calabaza aprox.
- 400 gr. harina aprox.
- 1/2 nuez levadura fresca
- 1 cucharada de azúcar moreno
- 1 cucharadita de sal
- Aceite de oliva para engrasar
Cortamos la calabaza en trocitos y los hervimos en agua hasta que estén tiernos (lo podemos comprobar pinchando con el cuchillo). Reservamos el agua por si acaso tenemos que utilizar un poco.
Escurrimos la calabaza y en el recipiente donde vayamos a hacer la masa, la machacamos con un tenedor. Añadimos la harina, la sal y la levadura y mezclamos bien, cuando empiece a parecer una pasta, empezamos a amasar con las manos, la calabaza irá desapareciendo hasta que obtengamos una masa homogenea. Añadimos la levadura y amasamos hasta que desaparezca. (Si la masa estuviera seca, añadimos un poco del agua de hervir)
Dejamos reposar a temperatura ambiente unas 2 horas, tapamos la masa con papel film (transparente). Duplicará su tamaño. Pasado éste tiempo, volvemos a amasar y la colocamos en el recipiente de horno que vayamos a usar, engrasándolo previamente con aceite de oliva. Y dejamos que repose 1 hora, tapándolo con un trapo húmedo.
Podemos decorarlo con las pipas de la propia calabaza y con sésamo, yo me he quedado con las ganas de echarle semillas de amapola, pero no tengo.