Es la tarta americana por excelencia que en Acción de Gracias no puede faltar, y que hemos visto en las películas hasta la saciedad.
Yo la primera vez que la ví fue en Blancanieves, y quién no se quedó prendado de ese exquisito pastel hecho en compañía de los animalitos del bosque, y sobretodo cuando se tienen cuatro añitos!!
- 3 manzanas (de la variedad que nos guste)
- 100 gr. azúcar moreno
- Una vaina de vainilla (o una cucharada de azúcar vainillada)
- 1 limón
- Una cucharada de maicena
- 1 plancha de masa para tartas y quinces (masa quebrada, me gusta de la marca "La cocinera"), si queremos tapar la tarta por completo harán falta dos planchas, si la decoramos con tiras con una vamos bien.
- Mantequilla
- Canela
- 200 ml. de nata para montar muy fría, sólo para acompañar (opcional)
Pelamos las manzanas y las cortamos en gajos y luego en rodajas.
Las ponemos en un bol, añadimos el zumo de un limón (evitará que la manzana ennegrezca), también añadimos el azúcar moreno (reservando un poco para espolvorear al final), la ralladura de la vaina de vainilla y la cucharada de maicena. Mezclamos con las manos o con una cuchara.
El toque de la vainilla hará que nuestra tarta sea única y exquisita.
Untamos un molde (para horno) de mantequilla y lo cubrimos con la plancha de hojaldre. Retiramos el sobrante con un cuchillo.
Rellenamos con las manzanas, procurando que el líquido se quede en el bol. Espolvoremos con el resto del azúcar moreno y un poco de canela, y colocamos unas láminas de mantequilla por encima. Cubrimos con tiras de hojaldre haciendo cuadrados. O con una plancha de hojaldre entera que pincharemos con un tenedor para que expulse el vapor.
Pintamos con mantequilla y hornemos una media hora a 210 grados, procurando que dé calor tanto por arriba como por abajo. Hasta que esté dorada. Y ya la tenemos lista.
(Si al sacarla del horno vemos que por abajo está poco hecha y por arriba está bastante dorada, la desmoldamos y horneamos unos minutos más programando el horno para que hornee sólo por abajo.)
La nata es para acompañar, no se le echa a la tarta. Montamos la nata con las varillas, cuando esté a medio montar, añadimos el jugo de la manzana que nos ha quedado en el bol y seguimos montando. El resultado de ésta nata avainillada con el toque del limón y la manzana, es espectacular. Y hará que cada bocado sea como tocar el cielo del gusto!!!